Arrancaremos pronto a viajar por Colombia, mi país de origen, el de ustedes. Raro es que seremos turistas en él. Hace tres años no pisamos sus tierras y esta vez llegamos en cuatro para recorrer gran parte de su territorio.
La última vez que estuvimos en Colombia vivimos las experiencias más hermosas que una familia puede tener, Lucía cumplió dos años (aniversarios 2 de mamá), disfrutamos de una semana full inmersión navideña, papá y mamá se dieron el si, si al amor, el nonno y la nonna vinieron a visitarnos hasta Colombia, por tanto los cuatro abuelos juntos que para nosotros es un privilegio no es la norma (fue la primera y seguramente la última que esto sucederá). Mucha mucha vida en familia. Viajamos por las tierras del Cauca, nos calentamos con el sol del Valle, nos perfumamos con el olor a café del Quindio y saboreamos las frutas de Risaralda. Que más podíamos pedirle a aquella visita del 2014-2015.
Y este 2018 qué nos espera?? Me como las uñas por saberlo, será pura fantasia, solo magia. Por ahora esta claro que llegaremos hasta el Cabo de la Vela o quizá hasta Punta Gallinas. El punto más al norte de todo Sur America. Desierto, color y mar. El quiere llegar hasta el desierto de la Guajira y yo hasta el desierto de la Tatacoa. Estamos de acuerdo verdad? Uno para el norte el otro par el sur, de pronto se nos acaba el tiempo y el budget en el medio. Digamos que decidiré complacer a papá, al fin y al cabo donde sea yo estaré en mi país y aquí o allá yo me sentire en casa. Azul turquesa, blanco sal, rojo arena, multicolor Wayú y nosotros. El caso es que como llegaremos hasta ahí todavía no se sabe, lo veremos en el camino. Que encontraremos en ese camino de Cali al Cabo, no se sabe, solo sorpresas, por ahora todo en la imaginación. Y la mia vuela mucho. Nos preparamos para pasar por Antioquia, navegar por las islas del archipiélago, quizás escuchar vallenatos en Valle de Upar, recorrer la histórica capital de Bolivar, admirar el Magdalena y soñar en la Guajira. Fuerza familia que lo que nos espera es pura aventura.
Encontraremos amigos de mamá, de papá también, nos darán una mano colegas del abuelo Alvaro y conocidos de la abuela Martha. Y así poquito a poquito seguro que llegaremos hasta ese punto en el infinito, y de ahí contemplaremos solo el mar bonito.
Me vibra aún más fuerte el corazón por saber que ustedes, mis hijas, compartirán con la familia materna por tres meses! Gracias a la vida que no lo permite. Gracias a Papá que viene con nosotras. Gracias a ellos que nos reciben. Vibra. Vibra como cuando vibraban las ventanas de aquella casa en la cumbre mientras mamá se gozaba los fin de semanas de su juventud.
Llegamos. Quiero salir volando ya!! Esta cuenta regresiva me está matando. La casa parece un circo. Organizando plantas, 2 maletas, 2 morrales, dos maletines, dos micas y un marido para la gran partida. Hoy final de las vacunas. Empacadas las cervezas alemanas. Armadio vacío, equipaje lleno. Ya casi volamos hasta el más allá. Hasta el otro lado de este mar!! Vamos volando camino a la felicidad. De un vuelo a otro, llegamos a parar a Turquía. Siguiente parada ya en casa. Casi casa, Bogotá. A un paso de la sucursal del cielo. Y en casa estaremos felices. No necesitaré de muchos abrazos, será inmediata y sencilla la sensación de sentirlos cercanos. No necesitaré de largas conversaciones, la conexión será profunda con la primera mirada de satisfacción al salir por la puerta del aeropuerto. No necesitaré de darle la vuelta a la casa ni de subir al segundo piso, la sentiré simplemente mia, tan familiar.