Como bien lo demuestra aquí en Alemania la bajada de las temperaturas y la lluvia, estamos en Otoño, ha llegado muy frío pero lleno de color, muchos estarán melancólicos porque se va la estación de la playa y las parrilladas, pues yo no! y como cada estación tiene su encanto, la de la caída de las hojas no pasa desapercibida.
Yo encuentro que en otoño todo es un placer, pisar las hojas secas, escuchar su crujido, correr bajo la lluvia, saltar en los charcos, sentir el olor de tierra mojada, son los más simples pero significativos placeres, aprovechar para terminar el cambio de armario, iniciar a llevar chaqueta y bufanda, preparar el farol para el día de San Martin, día en el que los niños y los padres pasean por el barrio cantando con sus farolitos, hacer una fogata, la agradable sensación de prender el horno para calentar la casa y hornear de paso una torta de manzanas, hacer la crema de zapallo, disfrutar de esa gama eterna de naranjas, rojos, verdes y marrones, y para el mejor de los placeres esperar a que algún día salga ese sol tibio, que se ve a lo lejos y solo ilumina.
Nosotros la verdad no la pasamos estas semana recogiendo hojas y tirándolas al aire!