Y un día entras sola en un hospital, un día que solo a ti y a tu pareja parece caótico, entras sola como único ser y sales como madre, con las dos manos ocupadas, un corazón latente a punto de paro cardiaco, una mente haciendo más conexiones de las debidas y un cuerpo cansado. Desde ese momento todo cambia. Nunca serás igual, nunca pensarás como antes, tu vida nunca será la misma. Tu cuerpo no será el mismo. No es tan fuerte, tendrá cicatrices y marcas, pero recuerdo que sin ellas no las tendría a ustedes. Ese día que regrese a casa hijas, me sentía confundida, perdida y asustada, los días y las noche se vuelven largos y exigentes. Tal vez algunos días, esos días los más exigentes, ustedes no dejaron de llorar, se negaron a dormir, se esforzaron por no comer, hijas pero nunca sentí ganas de regresar a mi vida de antes, nunca me dieron ganas de salir corriendo a lo que antes era, para mi no existía absolutamente nada más y de ninguna manera cambiaría ese deseo de estar con ustedes.

Después de un par de días de estar en casa seguía sintiendo a Aurora dentro mi aunque si ya no lo estuviera, ya estaba fuera de mi cuerpo, pero pegada a mi, eso si.  Y desde ese momento no cambio los arrunchis y las caricias. Ese lazo que se esta constuyendo es solo amor y es el que he estado esperando desde ese día que me entere que iba a ser madre por segunda vez, por que esta vez es amor para dos, amor para ti Lucía, amor para ti Aurora. Ese día, ese gran día, es el día que el instinto maternal florece y ese instinto es una flor que nunca marchita, siempre permanece florecida. Cada vez lo confirmo más, ese día adquirí habilidades que nunca había tenido y mis prioridades y mi visión del mundo se transformaron.

Como madre incluso cuando siento que estoy sola nunca estaré sola otra vez, siempre estarán ustedes a mi lado. Incluso cuando siento que como madre no hago el mejor trabajo, para ustedes es perfecto. Incluso si soy criticada por mis decisiones, ustedes me sonríen más a mi, con más emoción con más sinceridad, solo a mi, a la mamá.