Son lo más vintage de la familia, lo más importante, el mejor ejemplo, son amor, paciencia y esfuerzo. Que duro es estar lejos pero que alegría nos da ver cada fotografía de ustedes juntos. Me muero de ganas por verlos de nuevo.
Abuelos que se pierden en la banalidad de la cotidianidad, donde se destaca el olvido, la indiferencia y la forma de verlos ante el mundo, su historia, esa historia que usualmente es banalizada por sus propios familiares, yo quiero que mis hijos escuchen la de ellos, la sientan, se identifiquen. Como hago por acá tan lejos? Como hago con la distancia, pero no esa distancia llamada desinterés si no con esa distancia de kilómetros. De un océano en medio.
Mis abuelos. Abuelo se te ve el cuerpo débil, el pelo deteriorado, la piel arrugada, los ojos semi cerrados, y hasta las pupilas te las veo cansadas. Abuela te veo una sonrisa de picardía, de fuerza, de esperanza. Me deja feliz ver que a los dos se les nota satisfacción. Para mi lo importante es que me han visto crecer, me han cuidado, me han enseñado y que ahora también tienen la oportunidad, la dicha, de ver a mis hijos. Sus bisnietos. Increíble. Le hablaré mucho más a Lucía de ustedes, porque no basta enseñarle cada foto.
Cuando vi esta fotografia, solo vino a mi curiosidad de saber más de su historia, de como fue su infancia, como fue su relación. Cuantas cosas habrás aguantado abuela. Y tu cuanto te habrás esforzado abuelo. Esta fotografia me permitió imaginarlos años atrás. Podía imaginarlos años más jóvenes, haciendo cada uno de las suyas.
Creo que cuando ustedes se quedan callados, y miran a través de la ventana con la vista perdida, recuerdan lo mismo. Su juventud. Su historia. Y después les dará emoción ver todo lo que han construido. Fueron el mejor equipo, siguen siéndolo y lo serán por siempre para cada uno de los Serpa-Anaya.
Y, de repente, me di cuenta de que no me han contado todas las historias que quisiera saber sobre ellos, que aún hay fotografías en blanco y negro que no he visto, que hay tíos abuelos que no reconocería. Me doy cuenta Abuela que no me enseñaste a coser ni a tejer como un día te lo prometí. Que no me has enseñado cocinar los tamales ni siquiera aprendi de ti la ensalada de remolacha y mucho menos he aprendido como cocinar los bananos calados. Tenemos tiempo quiero aprender todo esto por que sólo tu abuela lo sabes hacer. Me doy cuenta que si hubiese tenido curiosidad por tus cosas abuelo, hoy no estaría pasando problemas con un cable eléctrico en casa, y ya lo hubiese podido solucionar. Que hubiese podido aprender a reparar el motor del carro y no solamente a saber acelerar. ..
Hubiese querido tenerles más paciencia, dejarte contar el chisme abuela, dejarte contar lo sucedido sin corregirte, debí acompañarte a ver la tv abuelo, y también debí dejarte verla con el volumen a 100. Debí contarles mis aventuras de adolescencia y debieron ser mis confidentes en mi relación con Pier. De ser una expatriada. De mi decisión de tener hijos. De casarme. En todo caso, me siento en deuda con ustedes. Y no permitiré que mis hijos se sientan en deuda con los suyos.