La vida de hermanos es todo menos romántica. La mayoría de los padres nos decidimos por dos o mas niños. Detrás esta la idea de que es bueno por que crecen juntos, comparten la infancia, y construyen una amistad de por vida. Pero detrás de estas otras fabulosas ideas, se ocultan grandes realidades.
Yo tengo dos hermanas. Soy la mayor en esta hermandad. Tenía 3 años y 4 meses cuando nació Isabel, y 9 años y 6 meses cuando nació Gabriela. Esas son mis dos hermanas menores. Puede ser una distancia prudente para unos, muy grande para otros, eso no importa, nacieron y son mis hermanas y se empezó a crear una hermandad. Todas con un lindo carácter una mezcla bien combinada de mamá y papá. Muy diferentes hemos sido a través de los años, y aún así tantas similitudes también saltan a la vista. Esas diferencias las hemos mostrado con puños y garras. Tango así que recuerdo un día cuando tenia 9 años que mi profesora de matemáticas me pregunto cuantos gatos teníamos en casas. Respondí ninguno, entendí todo cuando recordé el arañazo que había en mi mejilla y otros cuantos mas sutiles que bajaban por mi antebrazo. Al final de la clase volvió a interrogarme la profesora y le explique muy tranquilamente que era una pelea con im hermana. Si la profesora hablo o no sobre el tema con mi madre no lo recuerdo, igual para ella era ya habitual.
Nosotras hemos estado unidas y después otra vez separadas, así rodaba la ruleta. Como un yoyo. Como una carrera de caballos en el hipódromo. El tema de la hermandad hoy en día parece amor a primera vista, florece el romanticismo y se mantiene una conexión. Lo cierto es que ese amor de hermanas a nosotras nos costo, yo ahora con 28, Isabel con 25 y Gabriela con 19 años, y aun tengo que admitir que todavía falta mucha hermandad. Mucho camino. Muchos retos. Muchas decisiones de hermanas.
Así como todo en la vida viéndolo más objetivo, esto tiene su lado bueno y su lado perverso. Detrás de una memorable foto familiar se puede esconder una fuerte pelea, un gran malentendido o un episodio de caprichos. Seguro ustedes hijas mías recordaran la típica (por que será típica) pelea de quien me pego, me empujo, me jalo el pelo o me saco la lengua primero. Lo que espero puedan concluir de todo esto, es que papá y mamá día a día hacen lo posible par que aquella foto de familia sea armónica, los míos la abuela Martha y el abuelo Alvaro lo lograron. Aunque la realidad aquella foto en armonía tenga un contenido totalmente contrario.
Hijas, tengan presente que aquella palabra “Familia”, que mamá tanto usa, no significa que todo los integrantes tenemos que entendernos a la perfección. No significa tener que compartir los mismos intereses ni mucho menos escoger un mismo camino. Las personas somos diferentes. Y esto es igual en cualquier grupo social, incluido la familia. No obstante la familia se mantiene unida y va junta en momentos exitosos o en momentos de dificultad. Para que esto tenga éxito y para hacer que los hijos de una familia sean hermanos, por que no basta el grado de sangre, hay mucho que considerar y mucho por trabajar.
Todo inicia cuando llega el segundo hijo a la familia. Con pocos días de la llegada ya el “hermano mayor” puede sentirse confundido, solo. O es que no sería difícil si usted es la estrella y con un viento cae de jopo. Al final del embarazo con un promedio de 15 kilos de más, mamá ya no puede cargar más a el mayor, tenerlo en brazos o arruncharse en la cama es sinónimo de dolor de espalda, total poco contacto, después mamá se va a la clínica y regresa de repente con un bebe, el cual obtiene toda la atención. Espera que llora el bebe, no grites que se despierta, ya no cabemos todos en la cama, te leo el libro mientras amamanto, etc. Así quien no se sentiría omitido? Cualquiera que mire esta escena ve todo menos alegría. Ese es solo el inicio, después iniciaran a prestar atención a quién, cuanto afecto se le da. A quién más oportunidades se le dieron. A quién patrocinaron más. El valor de la familia es un tema permanente para muchas personas, un tema del cual se puede discutir de por vida, y terminar sin conclusión, no hay quien tenga la razón. Porque si tu hermana salió de prisa de casa es por que seguramente llevaba puesta tu blusa favorita. Pelea. O tu hermana sabe mejor que el niño Dios que quieres de regalo de navidad, y te lo copia!. Pelea. Y lastimosamente continua así hasta cuando se trata de patrimonio. También se diría que con el primer hijo los padres ya saben como es la crianza, pero lo cierto es que cada hijo es un nuevo inicio y la misma técnica no funciona, nada vale que sean hermanos cada uno es un mundo y cada uno trae su propio carácter. Sin embargo la familia no se elige como los amigos, y aún así, viven juntos, comparten historias y asisten a eventos de la familia durante toda la infancia, sin opción. Y esa vida en familia con caracteres distintos es un desafío. Y ahí es donde no es una buena idea el mismo programa de crianza para cada hijo, aunque sea lo más fácil, lo logísticamente practico, o aunque sea una tradición familiar. Hay quien pintara paredes o quien romperá cristales con balones, quien tocara la guitarra o quien se encerrara a leer, quien no le guste el colegio o quien no le guste la iglesia, quien llorará por no querer ir a dormir o quien llorará por no querer lavarse los dientes, quien le gusta la playa y a quien le gusta la montaña. Todo esto hay que hacerlo y para rematar hay que hacerlo juntos!! El reto. El reto de familia. Y si es cierto que hay que hacer muchas cosas juntas para lograrlo, también es cierto que la hermandad necesita su espacio, sus amistades. La individualidad y las relaciones sociales son realmente conceptos inseparables.
Yo seguiré el plan de familia tradicional donde almuerzos juntos, de mesa larga y horas de conversación, obligaciones familiares, fines de semana y vacaciones en familia, también como celebraciones mantendrán esa cohesión, esa union familiar. Y construirán la hermandad.