MIEDOS Y DESAFÍOS EN LA MATERNIDAD EN EL EXTRANJERO
La maternidad se vive con muchas risas, abrazos y pañales, a pesar de todas los momentos hermosos que se viven también hay momentos de frustración, angustia y soledad. Al finalizar la semana pasada compartí junto con Eleonora Gamboa, creadora de la marca y la comunidad de mujeres expatriadas “women with identity” , los miedos que se pueden presentar al enfrentarse a la maternidad en el extranjero y hoy los comparto con ustedes.
Para empezar me gustaría aclarar que los miedos y preocupaciones dependen de cada mujer, hay muchas variables, algunas llegan al extranjero ya siendo madres, para otras es la primer vez, otro variable importante es el momento en el que se encuentran de su experiencia migratoria, del trabajo de adaptación que se ha realizado en el nuevo país, etc. Tambien puede depender de las circunstancias en las que se presente el embarazo, si ha sido planeado, si hay estabilidad económica, si hay conexión con la pareja, etc.
A pesar de estas variables hay desafíos que suelen ser comunes con respecto a la maternidad en el extranjero, presento algunos de ellos hoy:
No será posible viajar
Si, sencillo pero para muchas aventureras profundo. Cambiarán seguramente algunos destinos, y a ritmo de trotamundos probablemente no lo podremos lograr; Ese temor a sentir que no podremos disfrutar más el mundo que nos rodea es muy común y puede afectarnos mucho. Dentro de este desafío no solo esta el temor a descubrir el mundo si no que viviendo en el extranjero esta el temor a no poder visitar de manera constante nuestro país de origen, cuando hay que viajar con un niño, y todo lo que implica la mayoría de las veces realizar un viaje intercontinental, en el que el cambio horario es bastante amplio, la temperatura cambia y hasta la alimentación del pequeño va a tener que variar.
Nuestra familia y amigos de toda la vida están lejos
Lo que se vive antes del embarazo, durante y después, el inicio de la maternidad y toda la crianza son experiencias llenas de emociones que nos gustaría compartir con nuestra familia y amigos. Para algunas es posible tener a un familiar cerca durante el parto o durante momentos precisos de la crianza, pero seamos sinceros estamos hablando de algunas semanas de compañía, y además no siempre es esto posible. Llega a nosotros una nostalgia y una necesidad de estar cerca de casa, sufrimos e incluso nos culpamos por estar viviendo esta experiencia a kilómetros de los nuestros. Muchas otras veces viene un sentimiento más fuerte de estar alejando a nuestros hijos de compartir y vivir cerca a sus abuelos, nos aterra la sensación de que nuestros hijos no compartirán momentos con sus primos y no abrazarán el fin de semana a sus tíos.
Soledad
A este desafío anterior se le suma este, en el que crear una red de apoyo se hace muy difícil, por que no manejamos el idioma local, o por que no tenemos una comunidad que nos permita conocer otras madres. Ya de hecho la maternidad es un etapa bastante sola, tus amigas se dispersan, tus planes cambian y tu manera de ver la vida también; al estar al otro lado del mundo esto se intensifica y muchas de las expectativas que tenemos frente a una maternidad llena de sonrisas y manos ayudando se esfuman y llegamos a la frustración.
Se puede afectar la relación con mi pareja
Normalmente cuando vivimos en el exterior nuestra pareja es el polo a tierra, muchas veces nos encontramos en su país natal, y ellos son ante todo nuestro mayor y único apoyo. Traer un niño a la dinámica de pareja nos aterra y nos llena de temores frente a los cambios que se puedan presentar. Cuando estamos en le extranjero las oportunidades de dejar el niño un fin de semana, una noche o al menos una tarde con una persona de confianza, se hacen escasas. Momentos de pareja habrán menos, pero la comunicación, conocer las expectativas de la pareja y reflexionar juntos sobre esta nueva etapa puede ser la clave.
La crianza en otro idioma y con otras tradiciones
Un desafío grande para todas, nos vamos a enfrentar a médicos, al sistema escolar y diversión para niños en otro idioma. También vamos a enfrentarnos a otros estilos de crianza e ideas de infancia diferentes a las que se usaron durante nuestra infancia y esto puede traer un choque cultural. El idioma puede ser una barrera pero en otros momentos la maternidad también puede ser el momento preciso en el que si no nos habíamos lanzado a usar el idioma local, es el momento…porque lo vamos a necesitar.
Sentirnos inseguras de no entender las indicaciones del doctor, a lo mejor perder la voz al no poder contar exactamente lo que estamos sintiendo, o lo que a nuestro hijo le esta pasando, es un sentimiento que nos acompañará por todas las primeras, las segundas y tal vez las terceras veces, y regresaremos a casa a googlear para asegurarnos de lo que entendimos.
Ahora con este desafío viene otro que involucra a la familia entera…
Transmitir mi lengua materna y la cultura de mi país de origen
Mantenernos en una sola lengua no es sencillo y mucho menos cuando están en juego dos, tres o más lenguas en casa. Sentimos la necesidad de enseñar constantemente a nuestros hijos a hablar nuestro idioma, nos vemos presionadas a transmitir valores y tradiciones que a lo mejor en le país local no son tenidas en cuenta. Nos veremos navegando un barco que va siempre en marea alta y esta buscando un balance entre culturas y exposición a las lenguas.
Revivir el duelo migratorio
Podemos ser mujeres que hace años dejamos nuestro país natal, y nos podemos estar sintiendo adaptadas e insertadas en el extranjero. Pero es probable que esta nueva etapa, una etapa que desconoce tu cuerpo y tu mente destape de nuevo esa olla de la nostalgia. El clima nos podrá volver a afectar, la soledad, las ganas de compartir con personas que hablen nuestro idioma. La maternidad puede despertar de nuevo esas situaciones difíciles que considerabas que habías ya superado. Recuerda que ahora te toca adaptarte de nuevo a ese país como madre, con otras necesidades, con otro ritmo y con un ser más que depende de ti.
Voy a perder mis amistades y mi trabajo
Mis amigas me dejaran de hablar, saldrán de fiesta, tendrán otros planes que yo no lograre hacer. Mis amigas, las amistades que por años trabaje en conseguir, ahora las tengo y se dispersaran. Pasa muchas veces en tu país natal, y es un miedo a flor de piel en el extranjero, es cierto que cambiaremos rutina y actividades y por ello tambien las que se vayan podrán ser reemplazadas. Duro si es, y de hecho es un desafío constante conciliar las amistades y mantener el trabajo durante la maternidad. Perder el trabajo, verse en la obligación de abandonarlo por cuidar de los niños o el sentimiento de “no me van a contratar nunca más” estará presente, y con ello un trabajo de autoconocimiento y de priorizar las variables de nuestra vida.
Por último…
¿Qué pasa con mi hijo, si a mi me pasa algo?
Este temor lo comparto hoy porque hay muchas maneras de dejar total responsabilidad de tus hijos a una persona específica. El sentimiento de soledad muchas veces es tan grande o los malentendidos en temas de crianza con nuestros suegros (que a lo mejor están cerca) son constantes, el miedo a la muerte y no saber donde van a parar nuestros hijos solos en el extranjero, nos lleva a tomar conciencia.
Hoy presente los miedos a los que se enfrentan muchas mujeres en el extranjero cuando hablamos de la maternidad. La próxima vez compartiré con ustedes el lado positivo de estos miedos, la forma en la que podemos llevarlos de la mano y recordar que el miedo a algo, siempre podrá estar presente.
¿Has sentido otros miedos referentes a la maternidad en el extranjero? Compártelos abajo, feliz de escucharte.
Con cariño,
Laura