Y después de salir de Berlin pasar por Qatar, llegamos a la isla de Java, la isla más poblada del mundo, tiene una de 141 millones de habitantes, nuestro objetivo principal fue el de visitar los grandes monumentos religiosos de la isla, Borobudur y Prambanan. Toda Jakarta vibra como vibra el centro de mi ciudad natal (Cali), repleta de gente por todos lados, con sus miles de puestos precisamente colocados a cada paso que das, negocios por montón, motos estacionadas donde les parece, edificios en obra, ruido, siempre rodeado de un tráfico espeso. Así que como pudimos logramos escapar de la caótica capital de Jakarta y la única solución para llegar al pueblo de Borobudur y continuar con nuestro itinerarios fue viajar trece horas en carro, si así fue, aterrizamos después de catorce horas de vuelo en Jakarta a media noche, con la llegada al hostal y la organización nos dieron las dos de la mañana, la mañana siguiente a las ocho Pier ya estaba contratando con un conductor el precio del viaje hasta Borobudur y a las dos de la tarde ya estábamos listos para el interminable viaje en auto por la isla de Java. Pasadas las tres de la mañana llegamos a nuestra guest house después de paradas constantes de 10 minutos en estaciones de gasolina donde en cada una hay una mezquita en la cual nuestro conductor tomaba ánimo y se relajaba para continuar.
Un día de descanso por el misterioso pueblo y al siguiente día despiertos a las 4.30 am y listos para escalar la colina de Borobudur, es el templo budista más grande del mundo por lo que es un importante lugar de peregrinación, cuenta con más de setenta enormes campanas de piedra abajo de cada una de ellas se encuentra una estatua de buda.
Después de dos días en el pueblo de Borobudur salimos para Yogyakarta, la ciudad mas cercana a esos dos templos, y si de nuevo en otra ciudad caótica imagino típica de la Isla de Java. Dormimos en Jl Sosrowijayan una increíble calle donde abundan restaurantes, negocios locales, hostales y guest house, regla para disfrutar esta zona: no tener miedo de introducirse en las callejones que se abren a los lados de Sosrowijayan, son los gangs. Parece que no llevan a ninguna lado, sobre todo de noche, pero es ahi donde se encuentra toda la vida. Sitios encantadores para comer y casi todas las opciones más baratas para dormir.
A Prambanan llegamos con el transporte local y después caminando bajo la lluvia y saltando en charcos, bañados íntegros y con barro hasta las rodillas, así como repetía constantemente Lucía “podemos hacer matche pampe” (sería como jugar con barro). Por el templo y sus alrededores se encuentra demasiado espacio para que los niños corran y se diviertan saltando entre piedras. No teníamos tiquetes para el famoso Ramayana Ballet, pero a ultima hora después de insistir (Laura) nos vendieron dos boletos, el Ballet se basa en la historia del Ramayana, una historia de amor con príncipes, princesas y malos, en varias ocaciones los actores iban descompasados con la música o entre ellos, depronto era por la condiciones del clima pues el teatro es al aire libre. Lucía disfruto las dos horas de show seguía cada paso de la princesa y el principe (y eso que ni siquiera conoce los grandes clásicos de Disney).
Dos días en más en Yogyakarta y listos para salir a visitar una isla mas de las 17.508 islas que componen Indonesia.