Generalmente todos los niños bilingües o multilingues tienen etapas en las que un idioma prevalece sobre el otro. Llegará la adolescencia de mis pulgas y seguro cambiarán, dejar de hablar mucho español y hablarán más alemán e inglés. También suele suceder que no sea una etapa como periodo largo, sino que sea una etapa corta. Basta que mi hija se junte tres días con su prima y las siguientes semanas no para de hablar en italiano y con movimiento de manos y todo. Como padres tenemos que comprender que nuestros hijos tienen una necesidad muy grande de sentirse incluidos entre su circulo de amigos y por eso es natural que intenten mimetizarse y parecerse a sus amigos. Lucía me ha preguntado más de una vez porque ella tiene que hablar en tres idiomas y algunos de sus amigos no? Aunque lo ve siempre como algo positivo y es orgullosa de eso, también se presenta en otros el caso contrario, el sentimiento de rechazo. Y esa es la clave para poder ayudarlo, encontrar la causa del rechazo.
Como madre en una ciudad multicultural me encuentro muchas veces con padres que se encuentran muy angustiadas porque sus hijos se niegan a hablar uno de los idiomas minoritarios. La mayoría de veces me conecto con madres de habla hispana que sus hijos entorno a los seis años inician a dejar a un lado el idioma. Justamente al edad en la que inician a pasar más tiempo fuera de casa y inicia a notar el idioma predominante. En la mayoría de los casos esta claro son familias binacionales en las cuales la única persona que habla con los niños en español en la casa es la madre o el padre. Pero manteniendo la calma y siendo consecuentes se logrará pasar la situación, por tanto aquí trece ideas para pasar una crisis de “mamá no quiero hablar más en español”:
- Conecten de forma positiva con el idioma, podemos buscar personajes de habla hispana interesantes para ellos, que tal la literatura de Miguel de Cervantes, o apreciar las pinturas de Picasso, hablar una tarde de la fuerza de Frida Kahlo, y bailar con la energía de Celia Cruz. Cualquiera hace que conectemos de manera positiva con el idioma.
- No obligarlos hablar a la fuerza, pero que sus crisis de no querer el idioma, no hagan cambiar el nuestro. Que ellos retomen el idioma cuando quieran. Nosotros debemos ser consecuentes. Nosotros seguiremos respondiendo en español sin importar en que idioma nos respondan ellos. Pero dejémoslos hacer pausa.
- Buscar familias multilingues. Frecuentar grupos con otros niños multilingües les permite ver que no son raros, que existen más familias con realidades multiculturales, que hay más niños con papá de allí y mamá de por allá, viviendo aquí. Se darán cuenta que hay más niños en la misma situación.
- Vemos a la abuela? La mayoría estamos lejos de casa, y ahí los abuelos y demás familiares pueden hacer muy bien el rol. Que tal los viernes es la abuela la que lee el cuento para ir a dormir?? O aprendemos una nueva canción con la tía los domingos. Conectar el idioma con otros familiares, hace que automáticamente se conecten buenas emociones, de esta forma los niños escuchan a otros hablantes, generan vínculos con la familia.
- Mucha paciencia. Hay etapas, entre los tres y los cuatro años hacen mucha fatiga, piensan más rápido de lo que logran hablar y entro los seis y los siete años van a decir que pereza, porque tengo que hablar este idioma si mamá también habla el otro. Paciencia.
- Actividades extracurriculares en otro idioma! Si no estas en una capital son difíciles de encontrar pero si las hay. Al menos con español un idioma bastante común. Ir a pintura, a tenis, a danza o a karate en otro idioma les ayudará a soltarse.
- Aprender canciones en familia. Muchas canciones para niños se encuentran en varios idiomas, le permite darse cuenta que la única diferencia es el lenguaje, que el sentimiento y la melodía son las mismas.
- Libros preescolares en cada uno de los idiomas, los motivará a aprender el alfabeto, a diferenciar los sonidos, a iniciar con las sílabas, y lo más importante se darán cuenta que los ejercicios son iguales en todos los idiomas, que no es de extraños.
- Jugar a leer los labios. Este juego le propone siempre mi hija desde sus cuatro años y claro siempre debo adivinar yo, pero es bueno cambiar el rol, es muy sencillo, uno de los participantes articula una palabra sin voz y el otro mirándole debe adivinar la palabra. Con este juego favorecemos el contacto ocular durante la comunicación y la atención.
- Jugar al veo-veo y a las adivinanzas. Estos clásicos juegos son una buena herramienta para aumentar el vocabulario, la categorización semántica y las habilidades para relacionar el idioma con una cultura.
- No caigas sólo en la corrección y la crítica. Qué bien lo haces, que bien pronuncias, son frases claves para la motivación. Ellos la necesitan.
- Un pausa es siempre valida. Se vale decirles <esta bien por hoy, pero espero que mañana podamos volver hablar los dos en nuestro idioma>.
- Padres seamos optimistas! No tomemos desiciones apresuradas, ni saquemos conclusiones a la ligera, una crisis en el idioma no quiere decir que nuestro hijo necesite terapia, logopeda o quien sabe que te digan. Si somos consecuentes, pacientes y optimistas el tiempo los sacará de la crisis.